14 malas en el Truco

El sábado próximo pasado fue el cumpleaños de la Negra, como la mayoría de los amigos de ella, no estaban disponibles, ella se decidió a invitar a toda la parentela. Se compraron algunas empanadas, algo para una picada muy humilde, un matambre cocinado en Avicar que no tenía puntaje, mucho Cosecha Tardía, algún que otro Navarro Correas Extra Brut más mi bodeguita que jamás me deja a gamba.

Tipo 2:30 AM la gente empieza a retirarse y bajamos a abrir, tanto la Negra como yo. Una emotiva despedida de todos los parientes y subimos. Cuando vamos a meter la llave, claka claka, no entraba. Nos preguntábamos qué pasaba y la respuesta estuvo al alcance de la mano. Habíamos dejado la llave adentro puesta, ergo, metiendo la otra no entraba, ergo, dormimos afuera si no lo resolvemos.

Bajamos al kiosco de enfrente, que son dos pibes que ya nos conocen que son unos capos y nos facilitan un destornillador y algunas cosas con las cuales podamos empujar la llave y de esa forma entrar. La Negra estuvo probando un buen ratazo, pero no pasaba nada, la movimos un poco pero no logramos abrirla.

Volvimos al kiosco viendo si el flaco tenía algo más para abrirla, nos dio un cuchillo y alguna cosa más, pero seguía siendo infructuosa la tarea. No había manera de abrirla. Volvimos por 3ra vez al kiosco cabizbajos ya dispuestos a que el kioskero nos consiga un cerrajero, y al mencionarle eso, nos dice una frase que me emocionó: “Un cerrajero a esta hora, te va a hacer la cola sin tu consentimiento”. La frase era bastante clara, por 10 minutos de laburo nos iba a cobrar 200 pesos como para empezar a hablar. El pibe del kiosco dice, pero aguantá, pará, saca su celular y se escucha lo siguiente:

- Hola Cabeza? Si, te habla Carlitos, del kiosco, cuchame, tengo acá una parejita amiga que se quedó afuera, podés caer con tu caja de herramientas? … Bueno gracias papa, abrazo.

A los 3 segundos aparece un flaco con la mujer, no era otro que Cabeza, pero la situación parecía como que el flaco estaba esperando atrás de un árbol con la caja de herramientas por la velocidad con la que cayó.

Nos presentamos, fuimos al derpa, y Cabeza, pela una cantidad industrial de herramientas, y haciendo muchas maniobras, a veces poco ortodoxas, en un momento, luego de una lucha sin igual de cómo 20 minutos, me dice: Pasame la llave. Pruebo abrir la puerta y abrió. Cabeza misteriosamente empezó a ser mi mejor amigo. Como veníamos bien con el catering porque justo había sido el cumple de la Negra, los acomodamos con torta, champagne, vino, whisky, bailes y con todo lo que teníamos a mano.

Ayer hablando con la Negra pensábamos, lo que son las cosas, el otro día nosotros estuvimos socorriendo a una persona mayor que se había caído en la calle que ni conocíamos y ahora nos volvió, el flaco este, sin conocernos nos dio una importante mano.

Este viernes vienen a comer a casa, la verdad es que si no nos ayudamos entre nosotros, y no nos cuidamos entre nosotros, no nos salva nadie.