Caía de maduro que iba a usar el nombre de esta película para hablar sobre Estambul, ya que la película transcurre ahí. Llegamos al hotel como conté en el post anterior y como no teníamos la habitación lista, decidimos ir a pasear un poco. El hotel estaba bastante bien ubicado y a sólo unos minutos caminando íbamos a tener a disposición las mezquitas, que iban a ser las protagonistas de esta ciudad. A poco de caminar, nos topamos con la Mezquita Azul, que sinceramente no sé porqué le dicen Azul ya que de azul no tiene nada. Las Mezquitas son dramáticamente distintas a las iglesias católicas, uno está acostumbrado en una iglesia que haya miles de pinturas, esculturas, imágenes, lamparitas y cosas colgando en forma de veneración de Dios. En la mezquita no hay nada. Solamente alfombra para que vos te puedas arrodillar y adorar a Alá. Para entrar a la Mezquita, pasamos por un patio interno que tiene (otra gran diferencia) y al llegar a la entrada te piden que te saques los zapatos, a algunas mujeres le sugerían usar pollera larga y un manto cubriendo su cabeza. La Negra zafó, pudo entrar de civil sin problemas. La mezquita por dentro, tiene mucho lugar, no está cargada de cosas y uno es como que puede contemplar un poco más su religión. Es mucho menos agresiva que una iglesia a nivel imágenes. La Negra me contaba que a diferencia del catolicismo, el Islam se maneja por las lecturas, que es desde ya del Corán, pero que no veneran imágenes ni nada, solamente creen en la palabra. Eso explica abiertamente el porqué la diferencia en el contenido.
Dentro también se podían apreciar las cúpulas que tiene, que son muchas, en principio contamos 17. El lugar es recontra simétrico por donde lo mires y tiene muy buena iluminación. Nos quedamos bastante fascinados con la mezquita y nos retiramos de ella. Acto seguido fuimos a Santa Sofía, que está en frente (es como la cancha de racing e independiente).
Según me contaba la Negra, Estambul antes de ser Estambul, había sido bautizada por Constantino, dándole el nombre poco egocéntrico de Constantinopla. Constantinopla iba a ser la nueva sede del Catolicismo. Recordemos que Constantino es el inventor del catolicismo. Ergo, Santa Sofía inicialmente era una iglesia católica. No tiene las dimensiones que tiene el Vaticano, pero sí puedo afirmar que es enorme y altísima. A diferencia con la Mezquita Azul, uno entra y puede ver imágenes que quedaron de la época en que era una iglesia católica. Algunas otras fueron tapadas con leyendas del Islam y muy probablemente las estatuas o cosas así las hayan tirado a la mierda.
Es realmente un flash ver una iglesia transformada de religión y mas que nada teniendo todo el dato que me tiraba la Negra. También me contaba que con la cúpula tuvieron bardo, cuando la hicieron, se les cayó y fue un claro ejemplo de prueba y error. Las paredes tienen un grosor de casi un metro para poder soportar el peso que hace la cúpula contra las paredes. De esa forma, la pueden contener y evitar que se venga al bombo todo. Santa Sofía data del años 500 aproximadamente, así que tiene sus cuantos años y se mantiene en pie.
Para finalizar el día, nos fuimos al Palacio Topkapi, que es en Estambul a lo que en Francia eran los chateaus. Ahí paraban los sultanes y ahora lo convirtieron en un museo el cual se puede recorrer y es bastante interesante.
Es imposible no comparar de nuevo con los chateaus. Los chateaus tienen una ornamentación casi obscena, en cambio, los sultanes se ve que tenían fetiches con otras cosas y no con boludeces colgadas de la pared. Una de las primeras salas que se pueden visitar, son las cocinas, en donde también hay una gran colección de porcelana, son casi 10.000 elementos de porcelana que los sultanes usaban a diario con toda su comitiva, que según informan ahí, los que vivían en el palacio, llegaban a ser 5000 personas, más 1000 de servidumbre. Entre las porcelanas que se veían, había varios objetos de la dinastía Ming, o sea, platos y jarros que valen un huevo. Los sultanes eran bastante fanáticos de la porcelana, entonces muchas cosas las mandaban a hacer y otras directamente se las regalaban.
Luego de las cocinas, podemos encontrar la sala de los regalos o de las joyas. Los tipos realmente adoraban el oro y las piedras. Hay expuestas muchas medallas que están altamente sobrecargadas de piedras con rubíes, diamantes, esmeraldas y toda piedra preciosa. Todo era oro con muchas incrustaciones de piedras, pero a un nivel ya grosero. En una de las vitrinas, hay un diamante del tamaño de un huevo duro y cuenta toda su historia, que alguien se los había encontrado en la basura y que después cuando les cayó la ficha que era un diamante, se lo empezaron a disputar, finalmente un sultán lo compró.
Hay más salas que están dedicadas directamente a los sultanes, en donde se puede ver toda la cronología de ellos y muchos retratos. Algunos tenían una cara de turco que se caía a pedazos. Otras salas también mostraban todas las alfombras que los sultanes usaban. El piso para estas personas es súper importante, ya que es en donde adoran a Alá, por lo tanto la alfombra que es desde donde vos lo adorás toma un papel completamente preponderante dentro de lo que son los turcos y el mismo Islam. Como dijo la Negra, los tipos viven el piso de una forma que ningún católico puede entender.
La vista que hay desde el Palacio es maravillosa, ningunos giles estos pibes para elegir el lugar en donde levantar el palacio. Hay muchos lugares en donde los tipos se podían refrescar, lugares llenos de canillas y tinas en donde uno podía acceder al agua. El agua es algo tremendamente fundamental para los turcos, de hecho, nos pareció que hacen un uso a veces bastante holgado de ella.
Había un harem para visitar, pero estaba cerrado, estos tipos debían estar en fiesta todo el tiempo y lo mejor es que lo justifican por la religión.
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