Vamos a hablar un poco de Turquía, el nombre del post está en conmemoración al Turco García quién se tomó el mote de turco porque cuando pedía la pelota decía “Dejala Dejala”, pero lo decía de una forma abreviada y parecía que decía “Jala Jala”.
Hoy hemos llegado a Turquía y fueron un sinnúmero de emociones juntas. Fuimos desde Samos (Grecia) hasta Kusadasi que demoró hora y media. Cuando bajamos de la embarcación aparece un muñeco diciendo que el “derecho de admisión a Turquía” es de €10 por persona. Una locura, fuera de programa por donde lo mires. Aparte, el flaco iba levantando la guita sobre la marcha, nada de tener un puestito, o darte un recibo, era como si estuviera levantando quiniela. Nosotros no teníamos Euros, así que le dije que tenía solamente dólares, el flaco me dijo, vengan, mientras sea guita, dame. Misteriosamente le terminé pagando 20 dólares en vez de 20 euros. El procedimiento era tan turbio por donde se lo mire, que creo que el pibe ni se hacía problema si yo le pagaba 20 pesos. En la salida del puerto, nos estaban esperando dos muñecos que no sé exactamente porqué estaban ahí, pero estaban y nos changaron al hotel.
Los tipos re macanudos, el hotel está bárbaro, la habitación es enorme, tiene aire, heladera, una cama grande, baño súper amplio, secador de pelo y unas cortinas y alfombras muy buenas. Todo esto por €15 la noche por cabeza. Ni bien llegamos, nos atoró uno de los turcos y nos dijo si queríamos ir a experimentar los baños turcos, que ellos tenían como una “excursión” en donde te daban sauna y después te masajeaban. Nos miramos con la Negra y dijimos que sí. Un muñeco nos pasó a buscar en un auto y nos llevó a un boliche de dudosa procedencia. Entramos y nos dice, pónganse en bolas y tápense con estas toallas. Nos pusimos en culo y nos cubrimos con esas toallas, que más que toallas parecían alfombras persas. De ahí, acto seguido, nos fuimos al Sauna. Mil millones de grados, había un termómetro que acusaba 85 graditos Celsius. Un montón, para mi gusto. En el medio de la sesión de sauna, el flaco entró con dos tés de manzana (en vez de tomar birra, o daikiri … té de manzana) La comunicación con estos chicos, no era una charla muy clara, ellos me hablaban en semi turco e inglés y nosotros contestábamos como podíamos.
Luego del Sauna, salimos sumamente chivados y nos llevaron a otra habitación en donde era fácil remontarse a la época del imperio romano. La sala estaba cuasi sellada y era toda de mármol. Tenía algunas columnas de color más grisáceo con capiteles. Había varias tinajas que rodeaban la sala y en el medio como una tarima, todo de mármol, repito. El ritual, consistía en que primero, usando unas basijas que estaban ahí, con el agua caliente que salía de las canillas que daban a las tinajas, nos enjuagamos, para luego, empezar con una exfoliación.
Un muñeco, que se metió en el medio del baño, quien nosotros pensamos que era otro cliente, ya que estaba desnudo con toallita como nosotros, nos incitó a relajarnos y después nos cayó la ficha que era él quien iba a empezar con la exfoliación. El flaco no hablaba ni turco, así que solamente por las señas nos manejamos. La Negra se acostó y el flaco se puso un guante como de cepillo de alambre y entró a rasquetear, vieron cuando en Karate Kid el pibe arranca con “Lustro … Pinto … Lustro … Pinto” bueno, con el guante ese especial y se veía que a la Negra le sacaban pedazos de piel muerta. Para el segundo paso del relax, lo vemos entrar al flaco que nos llevó en auto al lugar (que pensabamos que era un taxi) en culo tapándose con una toalla al igual que el otro turco. El tachero, iba a propinarnos masajes por medio de una técnica jabonosa. El tipo, agarró una funda de almohada, la revolvió dentro de una palangana con jabones, y después, soplando adentro y exprimiendo la funda, sacaba chorros de espuma de jabón que te los propinaba sobre el cuerpo. Acto seguido, a masajear, parecía un kiropráctico, te daba masa, masa y recontra masa, mientras vos estabas tirado sobre el mármol murmurando cosas sobre el placer que te daban esos masajes.
Luego de habernos enjabonado y masajeado a más no poder, nos volvimos a enjuagar y pasamos al “salón” en donde estaba el tachero y el turquito, ya vestidos de nuevo de civil. Nos volvieron a dar té de manzana, que se veía drásticamente distinto al anterior, o sea, no se que mierda tomamos.
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