Mientras estoy en un bondi que supuestamente me lleva a Estambul, escribo varios post que tengo pendientes, suelo inspirarme en los bondis, aunque en esta ocasión me está costando un poco, porque el fercho está escuchando al palo un partido de fútbol turco y el flaco que relata se re ceba y cuando hay jugada de peligro entra a gritar como si fuera la última vez. Método paliativo 1, vamos a calzarnos el iPod. Listo, iPod calzada, puse En Vivo 1993 de Hermética, un poco de metal del bueno no puede fallar.
Luego de la maldita huelga, llegamos con el ferry recontra temprano y por suerte, tal como lo habíamos acordado con la gente de la Guest House nos estaban esperando en el puerto, nos changaron hasta la Guest House y nos dieron la pieza. Veníamos desfigurados así que nos dispusimos a dormir unas 3 horitas para recuperarnos. En el ferry dormimos poco y nada, y lo que dormimos fue muy incómodo. Cuando uno viaja solamente un fin de semana, se banca el viaje así, pero cuando venís de muchos días de palos como nosotros, ya te cansás un poco y necesitás dormir en una cama.
Mientras la flaca que nos fue a buscar nos llevaba a la Guest House pudimos ver en principio lo que era la isla. Es fantástica, tiene morros por todos lados y las edificaciones sobre los morros son todas blancas, según lo que me contó la Negra, me dijo que eso era, en principio por el tema del calor, que como los colores claro rechazan los rayos de sol, en principio se habían pintado de blanco por eso, pero luego, como vieron que eso atraía turismo y quedaba pintoresco, el gobierno mismo, pide que las fachadas se pinten de blanco y que se haga un mantenimiento de la casa para que la isla siga siendo pintoresca como lo es hasta ahora.
Salimos a caminar luego de haber dormido un buen tramo y vimos todas las casitas blancas que parecen la casa de Páez Vilaró, que está en Punta Ballena, cerca de Punta del Este, en Uruguay, la verdad es que todo el conglomerado de casas blancas hacen que el paisaje de lejos sea muy lindo y aparte, cuando uno lo recorre, también tiene su encanto. Las calles de Mykonos son muy minúsculas, jodidamente angostas, por lo que casi solamente circulan por ahí motos o combis muy chiquitas, que por lo general lo hacen para trasladar mercadería de una parte de la isla a otra. Las calles, aparte de ser angostas, son muy intrínsecas, se cortan por todos lados y es un verdadero laberinto moverte por ahí. La gente aparte, cuelga su ropa recién lavada en la calle y lo hace aún más pintoresco todavía. La fisonomía de la ciudad es casi siempre la misma, las casas son de dos pisos, planta baja es comercio y los otros dos pisos vive la gente, en los comercios podés encontrar todo tipo de souvenier, como ropa blanca o directamente restaurantes. Hay mucho lugar en donde ir a morfar o bien cafés para tener algún tentempié. También en Mykonos hay joda, pero como nosotros no fuimos en plena temporada tampoco se veía demasiado, solamente pasamos por un lugar en donde se escuchaba la música re punchi punchi al palo total.
El primer día como no podía ser menos fuimos a almorzar al lado del mar, una vista más que encantadora, en ese lugar tenían dos grande peceras repletas de langostas y cangrejos que en cualquier momento eran cartera. Ese mismo día, nos alquilamos un Four track y nos fuimos a una playa que se llama Super Paradise, un nombre bastante poco modesto para una playa, pero creímos en su publicidad y fuimos. Había un parador sensacional, no se si ya leyeron mi post de Ibiza, tiene unos cuantos meses, pero soy fanático de los paradores, lo que más me gusta de la playa son los paradores, buena música, tragos y ver cómo se mueve todo. Con la Negra nos pedimos un Tequila Sunrise y un Daiquiri de Frutilla y nos arrojamos en un par de reposeras que te alquilaban por día. La playa estaba muy buena, la arena era un poco gruesa aunque el paisaje hacía restarle importancia a ese detalle. La playa era una bahía que estaba rodeada por morros y había un poco de vegetación, más toda la infraestructura que proponía la misma playa, una sombrillas de paja más las reposeras antes mencionadas.
Esa noche dormimos como angelitos, y al dia siguiente teníamos que hacer el check out, como la Guest House no estaba llena, nos dejaron la habitación durante el resto del día hasta que salga el Ferry para Samos. El segundo día lo usamos para recorrer aún más la pequeña isla, sacar muchas fotos y comer. El circuito era caminar, sentarnos a tomar algo, caminar de nuevo, sentarnos de nuevo y así sucesivamente, disfrutando de la paz que propone Mykonos como isla.
Mykonos es un lugar altamente recomendable, no es barato, pero para quedarse un par de días vale la pena el esfuerzo. Uno encuentra descanso, shopping, buena comida, playa, paisaje, chupi y joda. Una buena combinación, más si le sumamos lo bien que nos trataron los dueños del Guest House que estuvieron a nuestra disposición todo el tiempo, en MyHostelWorld voy a escribir una muy buena recomendación para que las demás personas puedan aprovechar todo lo que la Negra y yo pudimos aprovechar.
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